ENTREVISTA A DANI MALLO

23.2.2009

Daniel mallo castro Guardameta gallego del Falkirk

«En Escocia, el fútbol es algo grandioso, casi místico»

Disfruta en Escocia su segunda etapa como emigrante y afirma que ahora palpa más que nunca la esencia de este deporte secular

Harto de ser la eterna promesa incumplida en la portería del Deportivo, Dani Mallo (Cambre, 1979) emigró a Portugal para disfrutar de un Sporting Braga emergente, pero el club no respondió a las expectativas. Rompió el vínculo y se estableció como meta el fútbol hedonismo. Lo encontró en la cuna de este deporte.

-¿Se adapta?
-Arnau Riera me lo pone fácil. Y los escoceses son extremadamente amables. El clima lo condiciona todo, pero me encuentro bastante bien. Alguno se sorprende de que no extrañe el sol, pero la verdad es que en Galicia los días son igual de grises que aquí.

-¿De qué manera condiciona el clima?
-Aprovechamos las horas de luz. Entrenamos de nueve y media de la mañana a doce del mediodía; luego comemos juntos y a la una y media de la tarde, otra sesión de trabajo. Se acaba generando un ambiente muy familiar.

-¿Ya piensa como emigrante, o se ve pronto de vuelta?
-Pienso como futbolista. Hoy aquí, mañana allí. Claro que echo de menos Galicia, pero vivir aquí puede venir bien a mi hijo, a mí... solo con que aprendamos el idioma ya será positivo.

-¿Le cuesta empezar de nuevo?
-Es que no lo considero así. Las cosas no me fueron bien en Portugal, pero nunca me fui del fútbol. Aprendí.

-¿A qué?
-Con la edad, a vivir el día a día sin que el futuro me genere ansiedad. A no mirar atrás, no me arrepiento de nada, porque nada garantiza que las cosas hubiesen sido diferentes. A estar preparado para cuando las cosas se tuerzan. A controlar el ímpetu de querer todo de inmediato. La edad me hizo madurar. Ya sé que nadie se come el mundo. Antes iba detrás del futuro sin disfrutar el presente.

-¿Se trataba de irse de Portugal adonde fuese?
-No. Braga era interesante en su momento, pero las cosas fueron de otra manera. Lo medité mucho. Intenté volver a España, pero deportivamente no hubo opción.

-Y económicamente.
-Ni me lo planteé. El dinero no lo es todo y eso es un error de juventud. Si solo piensas en eso, te olvidas del resto.

-Alguien relacionará esta respuesta con su salida del Dépor.
-Hay gente que piensa que me fui por dinero. Hay quien piensa que yo ganaba mucho en el Dépor. Solo puedo decir que no es así. Y no estoy en Escocia por dinero. Llevaba doce años sin oportunidades. Sigo teniendo el Dépor dentro. E iré con mi hijo a Riazor de la misma manera que me llevó mi abuelo en su día.

-Fútbol de corazón.
-Lo estoy viviendo en Escocia. La gente no se puede imaginar de qué manera el fútbol es algo casi religioso aquí, algo grandioso, casi místico.

-Cuidan los símbolos.
-Eso es. Se respeta a los jugadores que han hecho historia. Y ellos lo dan todo hasta el último día de sus carreras. Dan hasta la sangre por el escudo. Pero nadie pone en duda de que deben recibir el correspondiente homenaje. La presencia de McNamara en el vestuario es un ejemplo.

-¿Y la afición?
-Indescriptible. En nuestro campo caben ocho mil personas, pero nos acompañan dos mil en cada desplazamiento. Y somos los penúltimos en la clasificación. El Aberdeen mueve cinco mil personas como visitante. Van hasta los niños...