RUBÉN DARÍO RODRÍGUEZ | A CORUÑA El coruñés Dani Mallo se marchó del Deportivo hace tres años para jugar en Portugal primero y en Escocia después. Echaba de menos A Coruña y ahora pasa las vacaciones en casa pendiente del teléfono. Espera una llamada y un destino. El Falkirk, donde jugó desde enero pasado, no lo ha llamado aún para renovarlo, aunque en su página web lo incluye en la plantilla para la temporada próxima. El ex portero del Deportivo desea volver al fútbol español tras recuperar la confianza en sí mismo, aunque teme que en su país se le haya olvidado. Con 30 años, cree que en España aún puede demostrar sus mejores condiciones, las que lo han ayudado a vivir una experiencia inolvidable en el Falkirk escocés.
-Le perdimos la pista al salir del Dépor y le vimos jugar hace poco la final de Copa en Escocia. ¿Cómo transcurrió su experiencia como titular en el Falkirk? -Muy bien, la verdad. A nivel personal estoy muy satisfecho. El entrenador, John Hughes, confió en mí y yo recuperé la confianza que había perdido. Además, el equipo logró la salvación y se clasificó para la nueva UEFA del año que viene porque llegó a la final copera.
-Porque no se puede decir que haya sido memorable su anterior etapa en el Sporting Braga. -Pasé un último medio año allí muy malo por temas extradeportivos que no quiero ni recordar. En el primer año había jugado muy poco; en el segundo, un poco más, incluso en la Copa de la UEFA, aunque tuvimos varios entrenadores y el equipo lo notó.
-¿No dudó en irse incluso a un equipo que estaba en posiciones de descenso y a una Liga menos competitiva como la escocesa? -No lo dudé. David Fernández (el también futbolista coruñés que ahora juega en el Kilmarnock) fue el culpable de que aceptase. Me animó a probar cuando supo que el Falkirk necesitaba un portero.
-¿Cómo vive un guardameta coruñés en la fría Escocia? -Con bastante tranquilidad. Me trasladé con mi familia a Stirling, que es un pueblo cercano muy apacible en el que el equipo entrena. Allí la vida es relajada y nos adaptamos fácilmente.
-¿Notó cambios importantes con respecto a sus etapas anteriores en la manera de entrenar o de preparar los partidos? -En algunos aspectos. Noté el trabajo bastante profesionalizado. Se entrena pronto, se come en donde entrenas y vuelves a entrenar o vas al gimnasio o a la piscina. Hay trabajo personalizado. Después, no hay concentraciones de equipo, sino que vas de tu casa al estadio para jugar el partido. Esa es la rutina, salvo cuando tienes que jugar un encuentro más importante. Y una vez a la semana, antes del día libre, todo el equipo se va a un pub a tomar cerveza, jugar a los dardos o al billar, a pasarlo bien.
-¿Qué se le pide a un portero en Escocia, donde no destacaron nunca grandes guardametas? -Cierto. Allí se importan porteros, hay muy pocos de la tierra en equipos de máxima categoría. Se pone más énfasis en los desplazamientos de balón y en los bloqueos.
-¿Y qué tipo de fútbol se encontró? ¿El que se esperaba, más tosco, directo y poco técnico? -Es una cultura futbolística diferente, en la que se le piden otras cosas a los jugadores. Se le da más valor a la fuerza, al físico, porque los campos están embarrados o helados. A mí me sorprendió que se intenta bastante tocar bien el balón pese a estas dificultades.
-¿Cómo acogió el vestuario a un recién llegado en plena Liga? -Muy bien. El vestuario era fenomenal y el clima era muy amistoso, pese a que el equipo estaba clasificado en la última posición cuando yo llegué. Tenía un compañero español, Arnau Riera, que estaba cedido por el Sunderland, que me ayudó a que la acogida fuera mucho mejor.
-Y el público, ¿cómo trata a su equipo en Escocia? -La gente está volcada, como me esperaba. Es exigente, pero a diferencia de España, por ejemplo, no se queja cuando el equipo juega mal y no silba a los jugadores, simplemente se nota que anima menos. Nuestro campo se llenaba siempre con unos 8.000 espectadores.
-Y ahora, ¿va a continuar? -Tenía contrato hasta el 30 de mayo. Me dijeron que querían que siguiera, pero no me han hecho ninguna oferta. Si me quisieran renovar, aceptaría porque es un destino fantástico. He estado muy bien, pero yo quiero regresar a España. Sé que es complicado volver, aunque no descarto nada.
-¿Cree que en España se acordarán de Dani Mallo? -Cuando sales fuera de casa puede que se te olvide. En mi caso es probable porque en mi último año en el Deportivo no jugué nada y luego, en el primero en Portugal, muy poco.
-Pero haber jugado en Escocia le puede ayudar más. -A mí me ha ayudado a sentirme de nuevo como un chaval porque recuperé la ilusión y la confianza. Me he sentido muy valorado. Aquí David y Nacho Novo también están valorados, Nacho es un ídolo en el Rangers, es increíble, y a lo mejor en España no está tan valorado. No pierdo la ilusión por volver a España, pero sé que es difícil.
-¿Qué es lo que más lamenta de su larga etapa en España sin haber jugado demasiado en el Deportivo? -Me da rabia no haber podido demostrar en el Deportivo que tenía nivel, o incluso que no lo tenía. Cumplí en el equipo al jugar cuando me pusieron, que no fue mucho, y siempre tendré una espina clavada por ello.
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